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domingo, 27 de diciembre de 2009

Inesperado(IV)

Lo peor es que había llegado atrasada, a pesar que había salido muy temprano de mi casa para evitar esto mismo, ¡atrasada el primer día!; pero me dije, que mas puede me podía salir mal, y fue cuando comencé a ser optimista. Cuando por fin encontré la sala de mi primera clase, el profesor ya había comenzado la clase.
-Permiso, ¿puedo pasar?-dije.
-Me muestra su carné de estudiante por favor.
-¡Claro!, aquí tiene-por suerte no lo había olvidado.
-Bueno señorita… Catalina-comenzó a decir el profesor-usted llega tarde, puede pasar hoy por ser el primer día, pero que no se vuelva a repetir.
-Seguro, muchas gracias- dije realmente agradecida, parecía que eso de ser optimista me estaba dando resultado.
-Tome asiento, al fondo a la derecha, es el único puesto libre- eché una rápida miradita a mi alrededor.
Y se retomo la clase, él profesor me tiró varias indirectas, diciendo ¡para “los” que llegaron tarde! soy el profesor Alex Rubilar; para tener un aspecto juvenil, se notaba que era un amargado.
Me senté donde me indico, al frente mío se ubicaba una joven de cabello rubio, o sería rucio, como le llamamos aquí a las que se tiñen, pero si ese fuera el caso, le quedaba divino el color; era una se esas chicas que tu necesitas verla una sola vez para saber que era la mas popular de su colegio, y que sin duda aquí no sería la excepción, con solo saber eso, me aseguraba que no nos llevaríamos bien. A mi izquierda, estaba un muchacho, el mas guapo que había visto en mis 18 años, tenía un rostro y facciones perfectas, sus ojos eran de un verde profundo, que cuando te mirabas te perdías en ellos-pensé que podría estar toda mi vida viéndolos-pero no eran lo único perfecto, su boca, su boca sin duda era perfecta, el labio inferior era de geometría cuadrada y sobresalía levemente en comparación con el otro, era el chico perfecto, con decir que hasta su cabellera era preciosa, tenia un color castaño que en las puntas llegaba a ser dorado- sin notarlo, me quede mirándolo atónita, y sólo me di cuenta que me miraba cuando vi esa sonrisa perfecta.
-Hola soy William, pero me puedes llamar Will si gustas.
-Claro, soy Catalina-dije despabilándome- y….me puedes llamar Cata-él asintió.
El profesor comenzó a hablar de la carrera y de las unidades del semestre debió haber pasado como una hora cuando Will me volvió a hablar en susurros.
-Y… ¿por que llegaste atrasada hoy?, ¿acaso te quedaste dormida?-con su inconfundible y característica sonrisa.
-No, la verdad no pensé nunca que iba allegar atrasada creo que me demoré en encontrar la sala.
-¿Y de donde eres?¿vives muy lejos?- me preguntó.
-Mas o menos, vivo en las afueras de la ciudad, cerca de Quilmo ¿lo conoces?
-¿Donde entrena el ejercito?
-Sí, justo por ahí, y tú ¿dónde vives?
-Tengo un departamento en el edificio Don Alfonso.
-¡Oh! Eso es genial, siempre he querido tener uno en el último piso-dije.
-El mío es en el último piso, pero es extraño, a la mayoría de la gente le da miedo.
-A mí no, es sólo…un poco mas alto, eso es todo.
El me sonrió y de pronto sonó la campana de recreo no me había dado cuenta, pero el tiempo pasaba volando platicando con William.
-Vienes conmigo a la cafetería-Will me pregunto.
-Ammm…claro, ¿por que no?
La cafetería era enorme, habían muchas mesas, eran para cinco personas y al fondo estaba el mostrador de la comida y la caja registradora.
-¿Te apetece algo de comer?-él me pregunto.
-No, gracias pero no tengo hambre.
-La verdad yo tampoco, ven, sentémonos aquí- escogió una mesa junto a la ventana y desde ella se podía admirar gran parte del área verde de la universidad, la vista era preciosa.
-Y… cuéntame mas de ti ¿vives con tus padres?-pregunto.
-Solo con mi mamá y mi hermano, ah y recientemente con mi primo que piensa pasar el año con nosotros.
-¿Y tu padre?
-No, el no vive con nosotros, hace ya tres años, mis padres están separados.
-Oh, lo siento.
-No, esta bien creo que fue para mejor.
-¿Tan mal se llevaban?
-Sí, algo así-no me parecía prudente contarle los problemas de mi familia a un desconocido.
-¿Y tú?, ¿con quien vives?
-No, yo vivo solo, mis padres murieron hace bastante tiempo-luego se quedo pensando y agrego-cuando era pequeño.
-¡Oh!, debió ser duro para ti.
-No, la verdad no fue tanto, supongo que los extrañe al principio, pero ya ni siquiera recuerdo bien el rostro de mi madre.
-¿Y no tuviste hermanos o hermanas?
-No, era solo yo.
Luego fuimos a clase de biología, el profesor se llamaba Julio Benet, y comenzó a hacer preguntas haciendo alusión a que tuvimos que haberlas estudiado en la enseñanza media, por lo que deberíamos conocer las respuestas, eran preguntas que ni en sueños las recordaría; fue cuando nos quedo mirando en dirección a donde estábamos sentados Will y yo juntos, pues las mesas del laboratorio eran para dos personas.
-Usted señorita-¡hay no!-que me mira asustada ¿cuál es la función de la histamina?-Yo ya había comenzado a negar con la cabeza, cuando escuche la voz de Will.
-La histamina, junto con la serotonina y otras como leucotrienos y prostaglandinas son sustancias secretadas por los anticuerpos Ige, o sea la inmuno globulina E, y…estas son muy importantes en el mal funcionamiento inmune, que es el que provoca las alergias.-todos, incluso el profesor quedamos absortos mirándolo, con la boca abierta por así decirlo.
-Ah……..muy bien señor…-solo logro decir el señor Benet luego de un largo rato.
-William, William Balzac-completo Will.
-¿Cómo rayos recordabas todo eso?¿a caso olvidaste decirme que eras un genio?-le pregunte sonriendo apenas el profesor se torno a hablar.
-Solo lo recordaba, no es nada-respondió humildemente demasiado para semejante respuesta, se me quedo mirando y por supuesto yo quede estupefacta y perdida en sus ojos.
-Bueno-pude responder-gracias por salvarme, yo no sabia nada.
-No es nada-dijo él.
-Te debo una-le susurre.
-Ya se como me le lo puedes pagar-dijo con una sonrisa torcida y juguetona que no conocía, pero que me encanto-acompáñame al cine esta noche, hay una película nueva que he querido ver, pero no he tenido la oportunidad.
-¿Esta noche? No se si deba, yo…-solo alcance a contestarle.
-De veras me gustaría tu compañía, es que a veces me siento muy solo ¿sabes?
-De acuerdo-dije-solo porque me diste pena y porque eres muy buen actor.
-Si, eso me han dicho, soy un profesional en el tema- y explote en risas, no me pude aguantar.
-Silencio por favor-dijo el señor Benet-había olvidado que estaba en clase.
Cuando salimos de clase, Will se ofreció a llevarme a casa-según el tenia un cacharrito en cuatro ruedas que terminó siendo un Audi de color negro muy elegante u de seguro costoso.
-Si, se nota que tu cacharrito apenas anda con sus cuatro ruedas.
-Quizá exagere un poco-dijo.
-¿Un poco?-dije sonriendo.
Me fue a dejar a mi casa y allí conoció a mi madre que para mi sorpresa había salido temprano del colegio, y ella lo invito a cenar; pude notar que a mi madre le fascino Will, y de seguro su caballerosa y atenta personalidad le jugo a favor, era de esos que ya no se encuentran. Gracias a su aceptación mi madre no puso objeción alguna a que fuéramos juntos al cine esa noche...

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